El concepto de "las calorías no se toman, se comen" hace referencia a cómo el consumo de calorías líquidas (mediante bebidas) y sólidas (mediante alimentos) afecta de manera distinta el metabolismo y el control del peso. Aunque ambos aportan energía al cuerpo, el modo en que influyen en la saciedad y la ingesta calórica total diaria puede ser muy diferente, lo que lleva a cuestionarse si las calorías líquidas "cuentan" de la misma manera que las sólidas cuando se busca una alimentación saludable o el control de peso.
Las calorías líquidas se encuentran en bebidas como refrescos, jugos, batidos, y en algunas bebidas alcohólicas. Aunque aportan energía, el cuerpo las procesa de forma diferente a las calorías de los alimentos sólidos:
Las calorías sólidas, en cambio, tienden a proporcionar mayor saciedad debido a factores como la fibra, la proteína y la necesidad de masticar, lo cual favorece un proceso de digestión más lento y una absorción paulatina de los nutrientes y energía.
El consumo de calorías líquidas puede llevar a un aumento de peso más fácilmente que el de alimentos sólidos. Estudios han demostrado que las personas que consumen bebidas calóricas no compensan la energía ingerida en ellas comiendo menos en sus comidas, lo cual significa un incremento calórico global sin que el cuerpo haya registrado una "comida completa" en términos de saciedad. Además, estas calorías suelen provenir de bebidas azucaradas, las cuales pueden tener efectos negativos adicionales:
Los alimentos sólidos, especialmente los ricos en fibra, como frutas, vegetales y granos integrales, requieren de una masticación y digestión más prolongadas, lo cual no solo reduce la velocidad de absorción de las calorías, sino que también aumenta la sensación de plenitud y saciedad. Este proceso fisiológico envía señales al cerebro de que hemos comido, algo que no ocurre tan fácilmente con las bebidas, incluso si tienen una alta densidad calórica.
Las calorías líquidas en forma de batidos naturales, donde se incluyen frutas enteras y fuentes de proteína como yogur o frutos secos, también pueden ayudar a controlar el apetito y la nutrición, siempre que se evite el exceso de azúcar añadido y se consideren como una comida o merienda equilibrada.
Para gestionar mejor el consumo calórico y mejorar la saciedad:
El dicho "las calorías no se toman, se comen" pone de relieve la importancia de elegir alimentos sólidos y nutritivos sobre las calorías líquidas. Si bien ambas cuentan para el balance energético diario, el tipo de alimento afecta directamente la saciedad y, en última instancia, el control del peso y la salud metabólica. Incorporar alimentos sólidos ricos en fibra y proteínas contribuye a una dieta más satisfactoria y equilibrada, mientras que reducir el consumo de bebidas calóricas innecesarias es una buena práctica para mejorar la salud a largo plazo.